sábado, 19 de septiembre de 2015

biografia.


SEGUNDO CABEZAS.

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Uno no se imagina cómo el más prestigioso Maitre Chef de Cuisine que tiene nuestro país, haya comenzado su brillante carrera lavando platos en Cali. “Nací en Barbacoa, Nariño el 23 de abril de 1928 al lado del Río Guaimandú, casi concentrado en una selva. De pronto, mamá murió en 1944, yo la adoraba demasiado; Entonces, salí a recorrer el mundo. Llegué a Cali e inicié mis labores en la cocina lavando ollas, limpiando pisos y poniendo orden”, recuerda con gran nostalgia “el maestro Segundo” – como le dicen tanto alumnos como colegas de la universidad donde ahora dicta un diplomado en Arte Gastronómico.

El chef Segundo Cabezas estudió en la reconocida Academia Cordón Bleu de París y tuvo la oportunidad de realizar pasantías en los Hoteles Carlton de Estocolmo, Savoy de Londres, Les Alles de Cannes, Hilton de Berlín y el Restaurante Maxim’s de París.

Ha desarrollado una extraordinaria vida laboral, donde se ha desempeñado como commis en el restaurante Temel, como Chef Ejecutivo de los clubes Jockey, Country y Los Lagartos en Bogotá, las Embajadas de Venezuela y Francia en Colombia, de Colombia en Francia y de la Presidencia de la República; asesor gastronómico del casino de ingenieros de Acerías Paz del Río, de la Fuerza Aérea, de los Hoteles Tequendama de Bogotá y Nutibara de Medellín, y de los restaurantes la Fragata y Caña Brava de la capital.

El maestro Cabezas fue anfitrión gastronómico de 14 jefes de Estado y de importantes personalidades de diferentes nacionalidades y estamentos entre ellos: Indira Gandhi, John F. Kennedy, Charles de Gaulle y Rafael Caldera.

El hombre que retó la tradición...

En aquella época cuando se inició Segundo Cabezas, fue visto como el hombre que retó la tradición, renunciando a las escuelas de leyes y medicina para rendirse a los encantos de las recetas, lo que dio inicio a un largo camino que ha recorrido a través de sus 73 años de vida. Ya se torna comprensiblemente conversador como símbolo de sus vivencias gastronómicas, además, de su inocultable sinceridad, perfeccionismo y sentido crítico propios de su fuerte carácter, lo cual se combina con instantes de ternura, nostalgia y sentido patrio. 

Su primer acercamiento a las ollas y sartenes fue aficionado, al igual que los chefs europeos. Entró como aprendiz a las cocinas caleñas y posteriormente, en 1952 cuando trabajaba en Paz del Río durante la construcción de la siderúrgica, se apasionó por el mundo de la cocina francesa y así mismo, a ver la diferencia entre los dos mundos: el de la cocina colombiana y la francesa. 

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